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Porque Del baúl Sabio..

Este
sitio es un compilado de notas, apuntes, blocks, cuadernos y libros que he
guardado en un baúl, lugar donde se encuentra concentrada toda mi formación
terapéutica en cuestiones de terapias
complementarias.

Mi intención, no es
realizar escritos con orientación pedagógica, sino despertar incógnitas y
realizar conclusiones de todas las experiencias vividas junto a aquellos que han
compartido un encuentro terapéutico.


Si alguien lo lee, se siente identificado, le genera
preguntas, curiosidad, inquietud y busca respuestas...



Misión cumplida...

sábado, 27 de octubre de 2012

El perdón cura el corazón


Antes de que leas este artículo te invito a realizar un par de respiraciones profundas, que te aflojes, que sonrías y agradezcamos a Dios por todo las “cosas lindas” que tenemos a diario.

Hace poco leí un cartelito que decía “las cosas más importantes en la vida no son cosas”…

Dicen que las personas agradecidas, les cuesta mucho menos perdonar, porque tienen tanto para agradecer, se sienten tan plenos, que no tienen tiempo para amargarse, no quieren envenenarse sintiendo rencores ni resentimientos. Perdonar nos libera de un peso, de una energía tan grande que nos hace sentir mejor. Lo bueno de perdonar, es que uno se libera de un gran peso…qué suerte!...ya pasó!!... y le damos cabida al amor. El amor cura la angustia, el dolor, borra la ansiedad y el remordimiento.

Cuando hablamos de perdón es perdonarse a uno mismo, porque dentro de nuestra historia y de nuestras posibilidades hicimos lo mejor que pudimos con ese vinculo  aunque nos hayamos equivocado y también significa perdonar al otro por la misma razón.

Y este perdón que nos reconcilia con  nosotros mismos, no implica siempre reconciliarse con el otro. Podemos internamente sentir que perdonamos al otro pero no necesariamente es obligatorio comunicárselo para sentir paz perdonándolo.

Por esto mismo no es necesario, si no es nuestro deseo, retomar el encuentro después de perdonar.

Perdonar, jamás significa justificar el comportamiento inaceptable del otro. Perdonar no significa volver y dejar que me sigas agrediendo. Puedo elegir irme de al lado de esta persona si sigue con esa conducta. Lo bendigo, le deseo lo mejor y “hacete cargo vos de tus propias conductas”.  Perdonar no tiene nada que ver con lo místico y lo religioso, lo doloroso y lo humillante de permitir tu conducta ofensiva una y mil veces.

Perdonar no significa cambiar de comportamiento con el otro, llamarlo, volver a confiar en él, hacerle confidencias, vincularse nuevamente con él. Esto corresponde a la reconciliación. Pero esta reconciliación no se da cuando yo quiero, sucede cuando la energía de las dos personas se encuentra, analizan la situación, se dan cuenta de los errores y por amor intentan no volver a cometerlos. Pero sí puede suceder que haya perdón sin reconciliación.


Cuando perdonamos, que nos sentimos en paz, podemos ir libremente en la vida en pos de nuestras metas, progresos personales y espirituales. Porque perdonar, nos libera de permanecer estancados emocionalmente.

Perdonar me permite reparar lo que está roto en mi corazón, libero mi corazón atrapado del dolor, lastimado por la vergüenza o por la culpa y lo devuelve a su estado inmaculado. Perdonar nos permite amar en estado puro nuevamente.

El perdón genera liberación, bienestar espiritual, paz emocional.

Perdonar es un acto de valentía, porque enfrentamos ese dolor y decimos “ya basta”... Y luego el alivio es tan enorme, es tan maravilloso que el sol vuelve a verse de nuevo en nuestro horizonte.

Tomemos la decisión de perdonar, de renunciar a la venganza, sin juzgar a nadie. Liberemos nuestro corazón del dolor, aprendamos a poner límites para seguir adelante con nuestros proyectos, nuestro crecimiento personal, nuestro enriquecimiento espiritual en pos de una vida totalmente plena de dicha.

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