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Porque Del baúl Sabio..

Este
sitio es un compilado de notas, apuntes, blocks, cuadernos y libros que he
guardado en un baúl, lugar donde se encuentra concentrada toda mi formación
terapéutica en cuestiones de terapias
complementarias.

Mi intención, no es
realizar escritos con orientación pedagógica, sino despertar incógnitas y
realizar conclusiones de todas las experiencias vividas junto a aquellos que han
compartido un encuentro terapéutico.


Si alguien lo lee, se siente identificado, le genera
preguntas, curiosidad, inquietud y busca respuestas...



Misión cumplida...

sábado, 27 de octubre de 2012

El perdón cura el corazón


Antes de que leas este artículo te invito a realizar un par de respiraciones profundas, que te aflojes, que sonrías y agradezcamos a Dios por todo las “cosas lindas” que tenemos a diario.

Hace poco leí un cartelito que decía “las cosas más importantes en la vida no son cosas”…

Dicen que las personas agradecidas, les cuesta mucho menos perdonar, porque tienen tanto para agradecer, se sienten tan plenos, que no tienen tiempo para amargarse, no quieren envenenarse sintiendo rencores ni resentimientos. Perdonar nos libera de un peso, de una energía tan grande que nos hace sentir mejor. Lo bueno de perdonar, es que uno se libera de un gran peso…qué suerte!...ya pasó!!... y le damos cabida al amor. El amor cura la angustia, el dolor, borra la ansiedad y el remordimiento.

Cuando hablamos de perdón es perdonarse a uno mismo, porque dentro de nuestra historia y de nuestras posibilidades hicimos lo mejor que pudimos con ese vinculo  aunque nos hayamos equivocado y también significa perdonar al otro por la misma razón.

Y este perdón que nos reconcilia con  nosotros mismos, no implica siempre reconciliarse con el otro. Podemos internamente sentir que perdonamos al otro pero no necesariamente es obligatorio comunicárselo para sentir paz perdonándolo.

Por esto mismo no es necesario, si no es nuestro deseo, retomar el encuentro después de perdonar.

Perdonar, jamás significa justificar el comportamiento inaceptable del otro. Perdonar no significa volver y dejar que me sigas agrediendo. Puedo elegir irme de al lado de esta persona si sigue con esa conducta. Lo bendigo, le deseo lo mejor y “hacete cargo vos de tus propias conductas”.  Perdonar no tiene nada que ver con lo místico y lo religioso, lo doloroso y lo humillante de permitir tu conducta ofensiva una y mil veces.

Perdonar no significa cambiar de comportamiento con el otro, llamarlo, volver a confiar en él, hacerle confidencias, vincularse nuevamente con él. Esto corresponde a la reconciliación. Pero esta reconciliación no se da cuando yo quiero, sucede cuando la energía de las dos personas se encuentra, analizan la situación, se dan cuenta de los errores y por amor intentan no volver a cometerlos. Pero sí puede suceder que haya perdón sin reconciliación.


Cuando perdonamos, que nos sentimos en paz, podemos ir libremente en la vida en pos de nuestras metas, progresos personales y espirituales. Porque perdonar, nos libera de permanecer estancados emocionalmente.

Perdonar me permite reparar lo que está roto en mi corazón, libero mi corazón atrapado del dolor, lastimado por la vergüenza o por la culpa y lo devuelve a su estado inmaculado. Perdonar nos permite amar en estado puro nuevamente.

El perdón genera liberación, bienestar espiritual, paz emocional.

Perdonar es un acto de valentía, porque enfrentamos ese dolor y decimos “ya basta”... Y luego el alivio es tan enorme, es tan maravilloso que el sol vuelve a verse de nuevo en nuestro horizonte.

Tomemos la decisión de perdonar, de renunciar a la venganza, sin juzgar a nadie. Liberemos nuestro corazón del dolor, aprendamos a poner límites para seguir adelante con nuestros proyectos, nuestro crecimiento personal, nuestro enriquecimiento espiritual en pos de una vida totalmente plena de dicha.

Volver a la familia


Pablo es un preadolescente inquieto, charlatán, que le cuesta vincularse con sus amigos. Siempre les lleva la contra, aunque sabe que en ocasiones no tiene razón. Esta conducta lo llevó a varias peleas de manos en los recreos. Suelen llamarle la atención en clase porque no para de charlar. Sus notas son aceptables que logra con gran esfuerzo.

Pablo constantemente guiña un ojo. Este tics lo tiene hace aproximadamente un año y se le acentúa en momentos de mayor estrés.

Le cuesta concentrarse, es ansioso y tiene dificultad para retener lo que estudia. Se enoja mucho cuando tiene que estudiar o preparar algún trabajo para la escuela. Además del colegio, tiene profesores particulares como apoyo escolar, clases extra de inglés e italiano.

Comenta que muy pocas veces tiene tiempo para hacer lo que le gusta como ir a jugar fútbol, escuchar música, dibujar, pintar y ver películas de ciencia ficción.

Sus padres se separaron hace un poco más de un año y vive junto a su mamá y hermana mayor.

Su mamá es una mujer segura de sí misma, su mayor orgullo es ser autosuficiente porque no necesita a nadie para concretar sus metas. No le gusta pasar el ridículo. Es muy exigente con ella misma y con sus hijos. Quiere enseñarles que sean productivos y que no pierdan el tiempo en tonterías. Incluso un día me comentó que aunque pudiera, no dormiría la siesta porque es una pérdida de tiempo.

Se reconoce poco demostrativa porque hay que ser “muy fuerte” y le gustan sus espacios de soledad.

Cuando se encuentra en grupos de amigos o en un evento le gusta “discernir de asuntos importantes” y no de temas triviales.

A lo largo de la terapia con Pablo pudimos hablar  de su papá que formó una nueva familia y pocas veces lo iba a buscar para compartir un fin de semana. Trabajamos sobre el miedo a perder, ahora a su mamá porque ya había “perdido” a su papá. También dedicamos tiempo a que encuentre espacios en que pueda desplegar su creatividad con el dibujo y la pintura. A que descubra un nuevo grupo de pertenecía jugando con sus amigos a la pelota y varios temas más.

Sin hacer un análisis de la historia de cada uno de ellos, quise con este relato destacar la necesidad de Pablo de encontrar más espacio para compartir con su familia, en vez de ocuparlo tanto en preparaciones académicas que si bien son muy importantes, lo que alimenta el desarrollo de la personalidad, su autoestima, confianza y su corazón son los encuentros con su familia.

Le brillaban los ojitos cuando contaba que por fin había ido al cine con la mamá y a esos lugares de comida que los chicos aman.

Trabajar con ambos, Pablo y su mamá de forma independiente, hicieron que juntos descubrieran momentos para el placer, para el encuentro, para la diversión sin el peso de cumplir mandatos sociales del deber ser.

Para cerrar esta historia quiero dejarles un relato que vales más que mil conclusiones…

Boletín de calificaciones.

Era miércoles 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo. –“No olviden venir a la reunión mañana, es obligatoria” – fue lo que la maestra me había dicho un día antes.- ¡Qué piensa esta maestra!”. ¿Cree que podemos disponer fácilmente el tiempo a la hora que ella diga?. Si supiera lo importante que era la reunión que tenía a las 8.30hs. De ella dependía un buen negocio y …¡tuve que cancelarla!

Allí estábamos todos, papás y mamás. La maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar. No recuerdo qué dijo, mi mente divagaba pensando cómo resolver ese negocio tan importante, ya me imaginaba comprando esa televisión con el dinero que recibiría.

“Juan Rodriguez!” – escuché a lo lejos- “¿No está el papá de Juan Rodriguez?”- Dijo la maestra. – “Sí, aquí estoy” – contesté  pasando al frente a recibir el boletín de mi hijo. Regresé a mi lugar y me dispuse a verla. –“¿Para qué vine? ¿Qué es esto?”. La boleta está lleno de 6 y 7. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones que había obtenido mi hijo.

De regreso a casa aumentó mi coraje a la vez que pensaba: “¡Pero, si lo tiene todo! ¡Nada le falta! ¡Ahora sí le va a ir muy mal!

Llegué, entré a casa, abrí la puerta y grité: - “¡Ven acá Juan! Juan estaba en el patio y corrió a abrazarme. –“¡Papá!” – “¡Qué papá ni que nada!” Lo retiré de mí y no sé cuantos golpes le di al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él… ”¡Y te vas a tu cuarto!”- Terminé.

Juan se fue llorando, su cara roja y su boca temblaba. Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se metió en la cocina. Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa se acercó y entregándome el boletín de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco, me dijo:

-“Léele despacio y después toma una decisión”. Al leerla, vi que decía: Boletín de calificaciones. Calificando a papá.

- Por el tiempo que tu papá te dedica a conversar contigo antes de dormir: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica a jugar contigo: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica para ayudarte en las tareas: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica saliendo de paseo con la familia: 7

-Por el tiempo que tu papá te dedica en contarte un cuento antes de dormir: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica en abrazarte y besarte: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica para ver la televisión contigo: 7

-Por el tiempo que tu papá te dedica para escuchar tus dudas y problemas: 6

-Por el tiempo que tu papá te dedica para enseñarte cosas: 7

Calificación promedio: 6.22

Los hijos habían calificados a los papás. El mío me había puesto 6 y 7 (sinceramente creo que merecía 5 o menos).

Me levanté y corrí al cuarto de mi hijo, lo abracé y lloré. Me hubiera gustado poder regresar el tiempo… pero eso era imposible. Juanito abrió los ojos, aún estaban hinchados por las lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo: -“¡Te quiero papito!”. Cerró los ojos y se durmió.

¡Despertemos papás! Aprendamos a darle valor adecuado aquello que es importante en la relación con nuestros hijos, ya que gran parte, de ella depende el triunfo o fracaso en sus vidas. ¿Te has puesto a pensar que calificaciones te darían hoy tus hijos?. Esmérate por sacarte buenas calificaciones…

El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.




jueves, 25 de octubre de 2012

El arte de curar


El arte de curar ha sido tema de estudio en todas las sociedades, con diferentes filosofías y durante  toda la historia humana.

La medicina homeopática, la medicina Ayurvédica, la medicina china y variantes de la filosofía oriental contemplan al hombre como un todo en cuerpo, mente, emociones y alma, debiendo estar  todas ellas en equilibrio para que la enfermedad no aparezca. Si esta armonía desaparece en una de sus áreas, terminará por manifestarse síntomas físicos. Somos energía y cada área tiene una frecuencia vibratoria diferente.

Los orientales sostienen que “el espíritu no es más que materia en su mayor grado de vibración y la materia no es más que espíritu en su menor grado de vibración”.

El cuerpo físico ha sido ampliamente estudiado en la medicina tradicional y la bioquímica encontrando soluciones galénicas para cada caso. ¿Pero qué sucede cuando nos duele el alma, cuando sentimos que el corazón se resquebraja? ¿Qué pasa cuando nuestras emociones se desmoronan, qué le pasan a nuestros deseos, ambiciones, sentimientos y afectos?

Seguramente cuando padecemos algún malestar emocional empezamos a sufrir de insomnio, dolor de cabeza, trastornos gástricos, trastornos en la piel, falta de memoria, falta de concentración, irritabilidad solo por nombrar algunos síntomas.

También, todo lo contario. O acaso no le sucedió que estando cerca de la persona que ama, su corazón comenzó a palpitar más fuerte, sus manos estaban sudorosas, la sonrisa espléndida tatuada en su cara, y su frecuencia respiratoria más agitada…?

Entonces podemos afirmar que el cuerpo físico manifiesta lo que sucede en las áreas mental y emocional a través del sistema nervioso.

Desde el enfoque holístico, es decir, tomando al hombre como un todo, la enfermedad nos enseña algo, somos responsables de la cura y esa enfermedad es una señal de alarma.

Para E. Bach, el creador del sistema floral que lleva su nombre, la personalidad era más importante que el cuerpo para recuperarse de la enfermedad. Daba ejemplos sosteniendo que pacientes con la misma enfermedad reaccionaban de forma diferente de acuerdo a su personalidad. Están los más optimistas que ayudan a recuperarse más rápido, hay otros que necesitan estar  solos para descansar, otros  todo lo contario se vuelven  muy demandantes, otros los aprisiona el miedo a que empeore su cuadro, etc., etc.

El siguiente párrafo lo escribió el Dr Drauzio Varela y lo tituló “El arte de no enfermarse” y resume todo lo aquí expuesto.

Si no quiere enfermar…hable de sus sentimientos.

Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos, terminan en enfermedades como gastritis, dolores lumbares, dolor de columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera en cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros secretos, nuestros errores..! . El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.

Si no quiere enfermar…tome decisiones.

La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de piel.

Si no quiere enfermar…busque soluciones.

Personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Mejor es encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

Si no quiere enfermar…no viva de apariencias.

Quien esconde la realidad finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., está acumulando toneladas de peso…una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

Si no quiere enfermar…acéptese.

El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de nuestra vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.

Si no quiere enfermar…confíe.

Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí mismo, en los otros y en Dios.

Si no quiere enfermar…no viva siempre triste.

El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperar la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia”.


Para una vida más feliz… porque usted lo merece!!

Cortando lazos

Este sencillo cuento guarda gran sabiduría..para reflexionar..mirar cuáles son nuestras amarras y poder dar fuerzas a nuestras alas..y vamos..vamos a comenzar dar un vuelo..


El Elefante

Había un niño que le encantaba los circos y lo que más le gustaba eran los animales. Lo que más le llamaba la atención era el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal…pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?... ¿Por qué no huye?

El niño de cinco años que  confiaba en la sabiduría de sus maestros les preguntó por el misterio del elefante. Alguno de ellos le explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.

El niño, entonces, hizo la pregunta:

-          Si está amaestrado, ¿Por qué lo encadenan?

El niño no recuerda haber recibido alguna respuesta coherente. Con el tiempo se olvido del misterio del elefante y la estaca. Hasta que de grande, cuando ya habían pasado varios años, alguien había sido lo bastante sabio para encontrar la respuesta:

-          El elefante de circo no escapa, porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño.


 Cerró los ojos e imaginó el pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Y se dijo: - Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era, ciertamente, muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió aprobar, y también al otro día y al que seguía…hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.


Este elefante enorme y poderoso, no escapa porque cree que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sentís poco después de nacer. Y lo peor, es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás…jamás…intentó poner a fuerza otra vez…

Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo, atados a ciertas estacas que nos restan libertad.

Vivimos creyendo que un montón de cosas “no podemos”, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Grabamos en nuestro recuerdo: no puedo…no puedo, nunca podré. Crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.

La única manera de saber si podemos, es intentar de nuevo, poniendo en el intento todo nuestro corazón.

viernes, 19 de octubre de 2012

Sobre el carácter

Este cuento vale mucho más que mil explicaciones. Cada vez que tengamos que dar una opinión, discutir sobre algo tengamos en cuenta este relato, es un verdadero tesoro...

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta y descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.

Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: - “Has trabajado duro hijo mío, pero mira todos los hoyos en la puerta, nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Piensa antes de hablar para que nadie salga herido....”

Eligiendo nuestros valores

Este es un cuento que lei hace mucho. Me gustó y creo que deja una enseñanza, por eso quiero compartirlo con uds.

Cierto día un motivador experto estaba dando una conferencia a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidaron. Parado frente al auditorio de gente muy exitosa, dijo:

-          Quisiera hacerles un pequeño examen.

Debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio, de boca ancha y lo puso sobre la mesa. Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y comenzó a colocar una por una en el jarro. Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar una roca más preguntó al auditorio:

-          ¿Está lleno este jarro?


Todos los asistentes dijeron:

-          Si.


Entonces dijo:

-          ¿Están seguros?

-          Sí! Respondió la audiencia.

Entonces de debajo de la mesa sacó un balde con piedras mas pequeñas y las comenzó a colocar una por una en el jarro hasta que quedaron bien acomodadas luego de una pequeña sacudida del jarro, en los huecos dejados por las piedras grandes. Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más:

-¿Está lleno este jarro?

Esta vez el auditorio supo lo que vendría y uno de los asistentes respondió en voz alta:

-          Probablemente no.

-          Muy bien!- Contestó el expositor y de debajo de la mesa sacó un balde con arena y comenzó a echarlo en el jarro hasta que la arena se acomodara entre las piedras y las rocas.

-          Una vez más el expositor preguntó:

-          - Está lleno este jarro?


Esta vez varias personas respondieron a coro:

-          No!

-           Muy bien!- contestó el expositor y una vez más sacó de debajo de la mesa una jarra con agua. Comenzó a echar el agua al jarro que contenía las rocas, piedras y arena hasta que estuviera lleno. Cuando terminó miró al auditorio y una vez más preguntó:

-          - ¿Está lleno este jarro?

A lo que todo el mundo respondió:

-          Sí!

-          - ¿Cuál creen que es la enseñanza de esta demostración?

Uno de los espectadores levantó la mano y dijo:

-          La enseñanza es qué importa que tan lleno esté tu horario, si lo intentas siempre podrás incluir más cosas.

-          - No! Ésa no es la enseñanza –replicó el expositor-. La demostración nos enseña lo siguiente:

Si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento. ¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida? ¿Un proyecto que deseas? ¿Tiempo con tu familia? ¿Tu fe, educación, o tus finanzas? ¿Alguna causa que desees apoyar? ¿Enseñar lo que sabes a otros? Recuerda poner estas piedras grandes primero o luego no encontrarás lugar para ellas. Así que hoy en la noche o mañana al despertar, cuando te acuerdes de esta pequeña anécdota, pregúntate a ti mismo: cuales son las piedras grandes en tu vida y corre a ponerlas en tu jarro”.

En busca de la felicidad




Juan era rezongón. Cuando nos vimos en uno de los tantos encuentros le propuse que me relatara cómo iba a ser su vida a partir de su jubilación que sucedería en pocos años. Cuáles eran sus proyectos, deseos, ambiciones.

Su tardía respuesta fue: - “Vivir la vida”.

Parecía que nada de esto iba a tener lugar porque siempre había problemas que resolver. Cuestiones de mecánica del auto, alguna cerradura que había quedado trabada en su casa, siestas que por cuestiones laborales no podía hacer, ir al banco permaneciendo largo tiempo en una cola hasta ser atendido…y bueno, cosas que le suceden seguramente a diario a casi todos los lectores de este relato.

El mundo de Juan era un problema sin verdaderos problemas…quizá éste era el problema.

Juan era casado, sin hijos, sin personas mayores a quien cuidar. Tenía una modesta casa, auto, negocio y un lugar de veraneo. Ambos, su esposa y él gozaban de buena salud. Solían encontrarse con amigos. Iban de vez en cuando al cine o al teatro. Así transcurrían los días de Juan…

Juan tenía un mundo con tierras fértiles que no sabía sembrar y cosechar. Una tierra libre de malezas que no entorpecieran su camino. Tenía todo. Y aún así no era feliz.

Lo que le faltaba a Juan eran motivaciones. La rutina y la estabilidad permanente lo habían transformado en inconformista y gran parte del día su mente estaba llena de cavilaciones. No se daba cuenta de todas las bendiciones que formaban parte de su vida: tranquilidad, familia, amigos, bienestar económico.

¿Cómo sería “vivir la vida” para Juan? ¿Y para cada uno de nosotros?

Creemos que cuando dejemos de tener determinadas responsabilidades, o que cuando  compremos una casa más grande, o cuando los chicos crezcan, o cuando cambiemos de trabajo, y la lista podría ser muy extensa, lograremos la felicidad sin darnos cuenta que esa felicidad no se alcanza “algún día” sino que se construye en cada momento.

Darnos cuenta de todo lo que tenemos, buscar un lugar para conectarnos con nosotros mismos, aprender cosas nuevas, desplegar nuestra creatividad en el plano que sea, ser conscientes de cada día que vivimos y no transformarnos en autómatas, hará de nuestra vida un lugar lleno de frutos alejado de elegantes quimeras.

lunes, 15 de octubre de 2012

Cerrando etapas, abriendo otras... Cerrando puertas para abrir otras...


Lydia es una mujer encantadora, sencilla, delicada, con buenos modales. Pasó gran parte de su vida dedicada a su marido, hijos, al cuidado de su madre de edad avanzada. Era un ejemplo de ama de casa. Todos los días al servicio, con gratitud, a las necesidades de cada uno de los integrantes de su familia.

Los hijos crecieron, se independizaron. Ella comenzó a tener más tiempo para ella, más horas libres para dedicarse a la lectura, a ver una linda película, a encontrarse con amigas…Y así apareció la curiosidad de empezar una actividad que no sean solo los quehaceres domésticos o un rato de televisión recreativa. No sabía realmente qué hacer, pero sí sabía con certeza que quería hacer algo diferente. Sentía la necesidad de conocer horizontes nuevos.

Así nos conocimos. No tenía grandes problemas esenciales. Era agradecida con la vida que le tocó vivir. Pero cuando comentó a los suyos que quería dedicarse a otra cosa, comenzaron las demandas…Imagínense!! Su grupo más íntimo que contaba con ella las 24hs ahora, el mundo del servicio full time se desmoronaba.

Junto a ello vino la culpa por desear “abandonarlos” un rato. La incertidumbre de “…yo, sin información alguna, qué voy a pretender a esta edad…”. La indecisión de no saber qué hacer. La bronca por no poder desplegar sus alas, al menos por un rato.

Solo se necesitó tiempo. Tiempo para pensar. Tiempo para sentir. Tiempo para reflexionar. Tiempo para darse cuenta que lo que le sucedía no era desacertado. Había formado una familia y le dedicó todo el tiempo necesario. Educó sus hijos, los acompañó hasta que se hicieran adultos y tomaran su propio camino.

Había cultivado durante todos estos años amor y servicio incondicional, paciencia y tolerancia.

Se sentía feliz cuando servía o ayudaba a otros. Eso la motivó a estudiar, formarse. Se dedicó a la digitopuntura, a los masajes y al Reiki. Descubrió una nueva Lydia. Una Lydia servicial hacia los suyos y hacia los demás.

Tuvo tiempo para su familia, encontró un tiempo para su vocación. Contenta por su crecimiento vino a su última consulta con una carta y un angelito de regalo. Ese angelito permanecerá en el estante de mis recuerdos y cada vez que lo veo sonrío porque Lydia tenía dos posibilidades: abandonar sus sueños y lamentarse ahora de un “nido vacío”. O cerrar etapas, cerrar puertas para abrir otras que conducen a caminos que expanden el alma.

Y en esos caminos siempre habrá un angelito que nos oriente con amor…



Nota: Le pedí  a mi amiga Karina si deseaba,  con sus manos mágicas y artísticas, graficar esta nota. Me sorprendió gratamente, porque por supuesto yo no podría haberlo hecho mejor.
Me pareció tan valioso su trabajo, que además del dibujo, adjunto la interpretación que ella hizo del mismo.
Que lo disfruten tanto como lo hice yo.
La Mujer Hada

Lo que primero vino a mi mente fue un mandala, y por eso el círculo que encierra casi toda la escena, vivificando los colores en su interior.
La mujer que aparece en el dibujo tiene el cabello gris para representar la sabiduría que ha adquirido con el paso de los años, pero su semblante es joven, como su espíritu. Viste de blanco y rojo y lleva una serpiente a modo de "cinturón", tal como El Mago del Tarot, quien representa la voluntad que transforma algo en otra cosa mejor.
La mujer posee grandes alas de mariposa, siempre para resaltar la transformación que se lleva a cabo en una persona cuando se libera de viejas ataduras. Está soltando una paloma, deja volar su creatividad, abandona los miedos, es libre!

El sol y la flor de color naranja simbolizan la energía vitalizante, la semilla que fue sembrada y crece. Lo demás es cielo!
La mujer está rodeada por los Elementos, a los que domina con su capacidad y conocimientos, como El Mago, pero a la vez con profundo amor: sus manos, a la altura del pecho, juntas parecen formar un corazón.
 

domingo, 14 de octubre de 2012

La diferencia entre un Ángel y un Amigo


Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.Un amigo te ayuda a resolverlos.

Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar.Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.

Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.Un amigo te escucha, sin decirte que lo necesitas.

Un ángel, en realidad es parte de tus sueños.Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños, sean una realidad.

Un ángel siempre está contigo ahí, no sabe extrañarnos.Un amigo, cuando no está contigo, no solo te extraña, también piensa en ti.

Un ángel vela tu sueño.Un amigo sueña contigo.

Un ángel aplaude tus triunfos.Un amigo te ayuda para que triunfes.

Un ángel se preocupa cuando estás mal.Un amigo hace una oración por ti.

Un ángel te ayuda a sobrevivir.Un amigo vive por ti.

Para un ángel, eres una misión que cumplir.Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida, “el amor y la amistad”.

Un ángel quisiera ser tu amigo.Un amigo, sin proponérselo, también es tu ÁNGEL.

Dedicado especialmente a mi Amiga Karina, que desde hace muchos años compartimos la maravillosa tarea de tratar de crecer, evolucionar, ser mejores personas cada día..


Sanando Heridas..


A veces determinadas crisis nos hace entrar en un pozo inundado con un montón de emociones y no sabemos cómo salir.

Y es así como muchos de nosotros, en aquel manotazo de ahogado,  estamos apenas aferrados a una chispa de luz para seguir viviendo. Apenados, desahuciados, entregados, tristes y sin ver ningún horizonte pero respirando.

De pronto, alguien, un amigo, una propaganda, una revista o un cartel hace que prestemos atención a algo que quizá nos haga sentir diferentes. Así aparece la Terapia Floral para muchos, como último recurso, agotados de tanto volver a empezar. Y bueno, probemos, a ver qué pasa…

Y así fue la historia de Tomás (el nombre es ficticio) que vino a la consulta porque quería sentirse mejor ya que como era paciente oncológico, el tratamiento que llevaba a cabo lo agotaba demasiado. Las idas y venidas al hospital todos los días limitaron su espacio de recreación, su encuentro con amigos y su actividad laboral. Quedando extenuado en cada sesión de radioterapia y/o quimiterapia apenas tenía fuerzas para terminar el día levantado. De todas maneras Tomas tenía mucha fuerza de voluntad. Anémico y con dolores corporales cada mañana se subía al auto y se dirigía a cada actividad que debía cumplir.

Su historia transcurrió como un hombre fuerte, trabajador incansable para dar a su esposa e hijos lo mejor.

Siempre me contaba que lamentaba que el exceso de trabajo hizo que la mayoría de las veces que regresaba a su hogar encontrara a sus hijos dormidos. Y que de golpe se le habían pasado los años y no pudo ver de cerca su crecimiento.

La adolescencia de su hijo varón y los pocos encuentros con su padre por estas cuestiones laborales abrieron una brecha muy grande entre ellos. Su hijo creció, se casó, formó un hogar y una familia. La distancia seguía.

Trabajamos con la aceptación de la enfermedad, el enojo,  el miedo a la muerte, el miedo al dolor y al sufrimiento. El conectarse con él mismo, sentarse, abrir el corazón, poner el alma sobre la mesa, permitirse llorar, sentirse vulnerable, ver sus errores, reconocer sus proezas, desnudar lo mas interno de sí hizo que apareciera el amor, el perdón, la misericordia.

Y un día llamó a su hijo, se sentaron a tomar un café, le habló de su afán por el trabajo en pos del bienestar de ellos. Pidió perdón por el tiempo que no le dedicó. Y le dijo en voz bien alta cuánto lo amaba!!

Fue tan sanador!. Se liberó de una mochila tan pesada que Tomás en poco tiempo pudo partir en paz rodeado de los seres que han dado sentido a su vida.

Esta historia puede ser la de muchos. Démosle tiempo para reflexionar, parar la vorágine de las responsabilidades. Busquemos a diario un momento para el encuentro y mirémonos a los ojos!!...esos ojos guardan los mejores mensajes que cualquier red social, libro o página en internet.

                                         Digamos Te Amo con los ojos..!!

Las bondades de la Terapia Complementaria.


                 Durante muchos años fui curiosa de las Terapias Complementarias a las cuales me adhiero profundamente. Las llamo complementarias y no alternativas porque para mí, son complementarias a tratamientos alopáticos, homeopáticos, naturales o la medicina que practiquemos. Una no sustituye a la otra.

                 Muchas de estas terapias complementarias fueron estudiadas con gran profesionalismo y con excelentes resultados. Entre ellas, Terapia Floral de Bach, California, Bush, Reflexología de manos y pies, digitopuntura, acupuntura, auriculoterapia, por nombrar algunas.

                   Creo que no existe una terapia mejor que la otra. Lo que sí me parece es que cada uno puede tener más afinidad por alguna disciplina. Y esto es bueno, porque uno se entrega por completo y los beneficios se ven rápidamente.

                   Habrá personalidades que pueden expresar sus sentimientos solo charlando y para ello la Terapia floral es magnífica. Otros les gusta más el contacto físico para relajarse y la reflexología, la digitopuntura o la acupuntura hará lo suyo.

                  Lo importante, es encontrar un espacio donde alguien calificado nos escuche, nos contenga y nos ayude a encontrar las herramientas para sortear los obstáculos que nos toca vivir. Estar enteros mental y emocionalmente será primordial para resolver problemas. Y de esto se trata la vida… de ser conscientes, de darnos cuenta lo que sentimos, pensamos para crecer como personas, almas bellas que siempre evoluciona..