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Porque Del baúl Sabio..

Este
sitio es un compilado de notas, apuntes, blocks, cuadernos y libros que he
guardado en un baúl, lugar donde se encuentra concentrada toda mi formación
terapéutica en cuestiones de terapias
complementarias.

Mi intención, no es
realizar escritos con orientación pedagógica, sino despertar incógnitas y
realizar conclusiones de todas las experiencias vividas junto a aquellos que han
compartido un encuentro terapéutico.


Si alguien lo lee, se siente identificado, le genera
preguntas, curiosidad, inquietud y busca respuestas...



Misión cumplida...

viernes, 23 de noviembre de 2012

Supermama..


Marina es una mujer casada que vive con su marido y sus tres hijos. Dos son mujeres adolescentes y el más chiquitín es un bebé que hace poco camina.  

El esposo de Marina trabaja todo el día en una empresa. Y ella tiene un negocio ubicado al lado de su casa que atiende todos los días, de domingo a domingo todo el día.

Cuando nos encontramos la primera vez, Marina vino con su hijo más pequeño, motivo por el cuál fue muy difícil encontrar el espacio para relajarse y charlar un poco. Durante la hora que duró la consulta, Marina se levantó varias veces para acudir a las necesidades del niño, tener breves palabras con él y  atender un par de veces el celular.

No es difícil imaginar qué era lo que buscaba Marina y en las condiciones en que se encontraba.

Su cansancio era extremo. Era la primera que se levantaba en el día y la última en acostarse. Nunca dormía la noche en forma seguida porque el bebé se despertaba en varias ocasiones.

Antes de ir al negocio que abría temprano a la mañana, Marina hacía los quehaceres de su casa, preparaba el desayuno de toda la familia, hasta incluso, dejaba la mesa puesta para que sus hijas almorzaran al mediodía y su comida lista para ser calentada en el microondas.

Durante el mediodía cerraba su negocio una hora para darle de comer a su bebé y  tomar su auto para realizar las compras del día o la semana. Demás está decir que Marina corría todo el día. Sufría de dolores de espalda, jaquecas, dolor de piernas, agotamiento extremo y angustia por llevar una vida tan agitada.

Amaba a su familia, pero el límite de su agotamiento había empezado a quebrar su relación  con su esposo. Nunca encontraba el tiempo ni las ganas para compartir un momento a solas, mirar una película, tomar café juntos. Era obvio.

Esta es la historia de muchas mujeres. Y parece mentira que nos cueste tanto aprender a delegar trabajo que otros pueden con poco esfuerzo realizar. Las hijas de Marina son adolescentes, podían colaborar con tareas sencillas como el cuidado de su cuarto, preparar  las cosas para el almuerzo o la cena en la mesa,  realizar compras rápidas, etc.

Las frases de Marina eran: -“Si yo no lo hago, nadie lo hace “. - “Cuando me voy y vuelvo todo es un hecatombe”. – “Necesito más tiempo para mí”. –“Hago las cosas más ligero que los demás, no puedo estar esperando”.

Aprender a “dejar de hacer” es muy difícil sobre todo en una familia numerosa y con tantas obligaciones. Pero de alguna manera es necesario, porque hay que dejar de lado lo que nos hace daño y que termina destruyendo a la familia. Por el afán de ser una “Supermamá”, que todo lo puede, que todo lo hace, sin querer se olvida de ser mujer con necesidades básicas que meritan ser cumplidas. Tan sencillo como ponernos lindas, ir a la peluquería, mirar vidrieras con alguna amiga, tomar un té con ellas, leer un libro y pasar más tiempo de esparcimiento con nuestros hijos y pareja y toda la gente que amamos.

Es necesario, entonces, reunir a todo el grupo familiar, convocar una charla amena,  para que cada integrante de la familia cumpla un rol, colabore con las necesidades de la familia en conjunto, así podremos encontrar espacios libres para compartir todos juntos.

Esta tarea, reúne, fortalece los valores de familia, de unidad, de amor, de responsabilidad, de crecimiento y colaboración.

Todas las “Marinas” que existen y que habitan en nosotros optimizarán sus tiempos, serán más felices sin rastros de sentimiento culposo por “abandonar” labores, se disolverán las quejas, todo funcionará. Ellos, nuestros amores lo agradecerán y nosotras estaremos completas…

sábado, 10 de noviembre de 2012

Dios mio..

Ayúdame a decir la verdad en la cara de los más fuertes
y a no mentir para congraciarme el aplauso de los más débiles.
Si me das dinero, no tomes mi felicidad
y si me das fuerza, no quietes mi raciocinio.
Si me das éxito no me quites la humildad.
Si me das humildad no me quites la dignidad
Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen
y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándolos de traidores
 porque no comparten mi criterio.
Enséñame a amar a los demás como me amo a mi mismo
 y a juzgarme como lo hago con los demás.
No me dejes embrigar con el éxito cuando lo logre
ni desesperarme por el fracaso.
Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso
es la prueba que antecede al éxito.
Ensénañe que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza
y que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad.
Si me despojas de dinero, déjame la esperanza
y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad para poder vencer al fracaso.
Si me despojas del don de la salud déjame la gracia de la fe.
Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa.
Y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
Dios mio...si yo me olvido de Tí!
Tú no te olvides de mi!
                                                        Mahatma Ghandi

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ser uno mismo

Me pregunto muchas veces cómo sin querer influimos en la vida del otro dándole sermones de cómo debe hacer tal o cual cosa. Cómo debe contestar a determinadas demandas o cómo debe comportarse. Lo mismo sucede cuando los otros hacen lo mismo con nosotros, nos dicen lo que tendríamos que haber hecho, contestado o callado.

Los verdaderos consejeros de nuestra vida, se sientan junto a nosotros cuando se lo pedimos y nos ofrecen una oreja. Nos ayudan a encontrar las herramientas para encontrar la solución a nuestro problema. Opinan cuando se lo pedimos y callan cuando es necesario. Ellos sabrán oportunamente darnos una mano para levantarnos, sonreir, abrazarnos cuando nuestro corazón siente que pierde el control. Ellos son los que permiten que seamos nosotros mismos sin ofensas ni condicionamientos...
Casas. Cuadro de Kitty Ahrendt. Pintora.



Les dejo una reflexión extraída del libro "Libérese usted mismo" del Dr. E. Bach.

"Nada tan simple como esto: La Historia de la Vida.
            Una niñita había decidido pintar un cuadro para el cumpleaños de su madre. En su mente, la niñita había pintado el cuadro en su mente: conocía los más mínimos detalles de la casa, sólo tenía que ponerlos sobre el papel.
Saca su caja de pinturas, el pincel y un trapo y, llena de entusiasmo y felicidad, se pone a trabajar. Toda su atención e interés están concentradas en lo que hace, nada puede distraerla de su labor.
El cuadro se termina a tiempo para el cumpleaños. La niña ha plasmado su idea de la casa tan bien como pudo. Es una obra de arte, ya que la ha pintado ella sola, cada pincelada es un canto de amor a su madre, cada ventana, cada una de las puertas han sido pintadas con la convicción de que así eran éstas. Aunque parece un almiar, es la casa más perfecta que jamás haya sido pintada: es un éxito porque la pequeña artista ha puesto en la obra todo su corazón y su alma, todo su ser.
Eso es la salud, es el éxito y la felicidad y el auténtico servicio al prójimo. Servir con amor a nuestra manera y perfecta libertad.
Así venimos a este mundo: conociendo el cuadro que tenemos que pintar, habiendo ya trazado el camino a través de nuestra vida, y todo lo que queda por hacer es darle forma material. Pasamos a través de las alegrías e intereses, concentrando toda nuestra atención en el perfeccionamiento de ese cuadro, y en nuestra propia capacidad para poner en nuestro pensamiento y objetivos en la vida física de cualquier medio que hemos escogido.
Luego, si desde el principio ponemos en práctica nuestros ideales, nuestros propios deseos con toda la fuerza que poseemos, no existirá el fracaso, nuestra vida será un enorme éxito, sana y afortunada.
La historia misma de la niña pintora ilustra cómo, si se lo permitimos, las dificultades de la vida interfieren con este éxito, felicidad y salud, y deterioran nuestro propósito.
La niña pinta febril y felizmente cuando de repente pasa alguien y le dice:
-¿Por qué no pintás una ventana aquí, y una puerta allá?; y, por supuesto el sendero del jardín debe ir para este lado.
El resultado es que la niña perderá por completo el interés de su trabajo; quizá siga pintando, pero ahora está plasmado sobre el papel la idea de otra persona: esto la enfadará, irritará, la hará infeliz, pero no se atreverá a rechazar las indicaciones; quizá comience a odiar el cuadro y es probable que lo haga añicos. En realidad, su reacción dependerá del tipo de personalidad que posea.
Cuando el cuadro esté listo es posible que se reconozca la casa, pero será un cuadro imperfecto y un fracaso, porque es la interpretación de los pensamientos de otro, no de la niña. Ya no sirve como regalo de cumpleaños, pues no será terminado a tiempo y la madre tendrá que esperar otro año año para recibir el regalo.
Así es la enfermedad: la reacción a la injerencia. Un fracaso e infelicidad transitorias se establecen en nuestras vidas cuando permitimos que otros se inmiscuyan en el sentido de nuestra vida, sembrando la duda, el miedo o la indiferencia."

viernes, 2 de noviembre de 2012

Me olvide de mi


Cuando conocí a León, acababa de separarse. Tenía la mirada perdida, temblorosas las manos, la voz taciturna. Sin encontrar una posición confortable para charlar, atinó solamente a que las lágrimas no lo invadieran.

Se sentía desolado, agotado, con la sensación de haberlo perdido todo.

León es profesor de adolescentes en escuelas de barrios marginados. En innumerables ocasiones no solo fue su maestro sino que fue guía y consejero espiritual, compinche y amigo.

Sus honorarios solo le alcanzaban para llegar a fin de mes. Y este fue el tema principal de separación con su esposa. Ella quería que buscara otros rumbos, un trabajo mejor, sin tanto esfuerzo ni estrés y obviamente con mayor remuneración. La escala de valores entre ellos empezó a ser diferentes con los años. Para ella brindar cada fin de año en pos de buenos augurios significaba  no solamente gozar de buena salud sino que además implicaba la organización de las nuevas vacaciones a destinos diferentes, o a cambiar el auto y porqué no poder tener una casa más grande.

En cambio para él, que era un hombre taciturno, poco lo motivaba las salidas en el bullicio. Huía de las reuniones y pocas veces lo convencían para salir en familia.

Sumergido en el marginal mundo de su profesión, volvía a casa mimetizado con los problemas de sus alumnos. León cada año se encerraba más, fue perdiendo las ganas, sus amigos, sus afectos. Empezó a descuidar su aspecto personal, ya no tenía metas, motivaciones y ni siquiera se cuestionaba si era feliz. Todo daba igual. Se sentía inseguro en un mundo tan material, tan presionado por seguir normas y mandatos. La contracara de su mundo con el de su gente hizo que perdiera la brújula. No tenía respuestas ni veía señales. León había perdido las fuerzas para cuidar a su manada. Había que volver a despertar a ese león interno.

No fue nada fácil, parecía que nunca iba a encontrar la salida, pero León aún así tuvo constancia, algo siempre lo hacía volver.

Trabajamos con esencias florales, visualizaciones y meditaciones y de a poco fue saliendo de ese estado lacónico.

Con el tiempo volvió a tener esperanzas, a querer encontrarse con una profesión nueva, con proyectos nuevos. Pero fue un largo camino…lo esencial era que volviera a encontrar su eje, su esencia y su razón de vivir.

Pasado el tiempo, una tarde me llamó y me contó que había terminado con sus estudios pendientes de kinesiología, se formó en técnicas de masaje oriental, puso consultorio. Y su próximo proyecto era fundar una escuela y amalgamar su vocación pedagógica con esta carrera en curso.

Finalizada la charla, tomé su historia y al azar leí..”León, vamos a compartir este cuento.. “

Había una vez un gusano de 3° clase que había sido enseñado por los demás gusanos cómo era ser un gusano de 3° clase, qué derechos tenía, que obligaciones tenía y además le habían enseñado a este gusano de 3°clase a cómo acceder a el codiciado status de gusano de 2°clase. Le habían enseñado cómo debía ser, cómo seguir fielmente las normas de mantenimiento del sistema, cómo debía obedecer a gusanos de clases dominantes, cómo debía “chuparle las medias”  y todos los trucos para tener muy contentos a los gusanos de las clases dominantes y poder así ganar honradamente el título de gusano de 2°clase.

Él lo intentaba una y otra vez. Cumplió fielmente las normas del mantenimiento del sistema como había sido educado. Pero aquello no le salía, no era lo suyo, no sabía gusanear. Los demás gusanos que no eran tontos y eran bastante perspicaces, se dieron cuenta de que aquello no le salía y lo rodearon y lo increparon y le llamaron anarquista, lo llamaron loco, pecador y lo repudiaron.

Dice el cuento que aquello acrecentó su angustia, acrecentó el miedo sobre su futuro como gusano sin futuro, así que preso de una honda desesperación se hizo un nudo en la punta de la cola y se ahorcó. Y la verdad es que fue una lástima, pues si hubiera investigado con atención, se hubiera dado cuenta que su verdadera naturaleza no era gusano de 3° clase sino una boa constrictora, la más poderosa de las serpientes poderosas…

Hoy hemos contado un cuento…hay que empezar a hacerse muchas preguntas para descubrir con mucha paciencia y encontrar esa “boa constrictora”…porque hay mucho por conquistar y no solamente mucho por conquistar sino que también merece la pena conquistarlo…

jueves, 1 de noviembre de 2012

Flores que sanan el alma...



Un humilde homenaje al gran maestro Dr E. Bach. En mi historia personal hubo un antes y un después luego de conocer su labor: fue la primera puerta que abrió un camino hacia mi interior...