10 de mayo del 2013
Estuve meditando sobre los temas que nos hemos propuesto debatir. Y quise darle prioridad a los abuelos, donde en esta sociedad quedan siempre relegados y al final de la lista.
Escribir sobre ellos hoy es hacerles una especie de honor, de mimo..
Veo a diario la falta de paciencia hacia nuestros abuelos. Y eso me parte el corazón.
Nuestros abuelos son tan necesarios!. Son fuente de sabiduría y riqueza de espíritu. Sus historias y anécdotas deberían llenarnos el corazón porque son nuestras raíces. Ellos son la lección de magnanimidad.
Amo y disfruto escuchar a mi madre de su niñez, de sus costumbres de esa época, lo que han hecho mis abuelos y cómo han crecido. Cómo han puesto a trabajar sus manos con labores que ya se han perdido. Y ella guarda en su memoria intacta las técnicas para llevarlas a cabo. Sabe de puntos de costura, tejido, recetas de la abuela, plantas y flores como nadie.
Es una ternura, ella y su hermana repartir en el ambiente el olor a cocina casera, a flanes, bizcochuelos, dulces y buñuelos.
Cierro los ojos y me transporto al momento donde entro a casa en pleno invierno y veo los vidrios de casa empañados por el vapor que desprende la olla y ese olorcito a puchero.. el ruidito del sorbo del mate y ella viniendo a mi encuentro.. Es olor a hogar.. olor a amor..
Propongo al lector o a quien le llegue estas líneas, volver al encuentro con nuestros abuelos. Su máquina está mas lenta. No importa que caminen más despacio, que sus manos ya no tengan la fuerza de antes para realizar las labores, o que no vean bien para corregir sus imperfecciones.Tal vez nos repitan anécdotas varias veces.Pero eso no tiene importancia. Nosotros de jóvenes hemos escuchado la misma canción tanta veces, hemos repetido frases o situaciones otras tantas..!!!. Ellos son tan necesarios para que se mantengan en pie todo lo que nos han enseñado en nuestra niñez.
Creo que es necesario integrarlos al grupo familiar. Dejemos de lado la computadora y toda la tecnología que nos mantiene conectados con el mundo externo para poder conectarnos con nuestro mundo familiar y nuestro mundo interior. Tal vez ya haya llegado el momento de abandonar por un rato las máquinas de juegos modernas para poder disfrutar con ellos juegos de mesa, recetas de cocina, revistas de manualidades, fotos que llevan impregnadas historias increíbles y toda aquella actividad que haga rejuvenecer su alma, que los haga nuevamente partícipes de nuestra vida cotidiana.
Un rato con ellos, un rato en familia es el mejor antibiótico para las intoxicaciones de esta época..
Le envío un abrazo en un cuenco de cobre con caramelo...
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